APRENDIENDO

A pesar de que lo más tangible que tenemos es el cuerpo, sabemos que no somos sólo eso sino algo aún más grande y maravilloso. El cuerpo es el traje que nos permite vivir y experimentar este mundo y por lo tanto es importante quererlo y cuidarlo. Sin embargo cuando nos damos cuenta que somos algo más, seres conectados entre sí, que somos parte de todo el universo y que todos aquellos que nos rodean son parte de nosotros mismos, entendemos y apreciamos el valor de vivir en armonía.

Todas las personas buscamos vivir en plenitud y para lograrlo necesitamos acercarnos al amor y alejarnos del miedo. Nos acercamos al amor cuando somos compasivos y respetuosos, cuando nos vemos a nosotros mismos en el otro. El juicio nos aleja de los demás y nos daña principalmente a nosotros.

Hemos hablado mucho sobre el ejercicio físico y sus beneficios para el cuerpo, pero es muy importante ejercitar también nuestro espíritu, nuestro corazón siendo personas congruentes, amables, respetuosas, responsables y buscando el bien común.

Cada día, al amanecer, agradece que estás aquí y lleva a cabo un ejercicio de amor.

No necesitas hacer algo extraordinario, el amor, la compasión, la paz, las puedes ejercitar por medio de los actos más ordinarios como ayudar a tu hermano menor a vestirse, prepararle el desayuno a mamá cuando está enferma, ofrecerle alimento al que no tiene, ayudar a resolver un conflicto entre amigos, compartir lo que tienes con otros… La lista es larga y con múltiples opciones.

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