El árbol se ancla a la tierra y se nutre por medio de sus raíces.
Mis raíces son mis ancestros, mis tatarabuelos, bisabuelos, abuelos y padres. Ellos llegaron antes que yo a este mundo y mi historia forma parte de la de ellos. Sus vidas y sus experiencias me nutren y llevaron a mi existencia. Gracias a ellos estoy aquí y soy como soy.
El árbol se erige sobre un tronco que lo sostiene.
Ese tronco representa mi ser: firme, fuerte, lleno de vida y en constante crecimiento y cambio.
El árbol tiene hojas y frutos. Mis acciones, logros y crecimiento son mis hojas. Mi actitud solidaria y de servicio, y el amor que doy a los demás, es mi contribución al mundo, es el fruto que lo nutre.
Quiero crecer bien anclado con mis raíces para disfrutar de la vida y dar frutos buenos a todo aquel que me rodea.