APRENDIENDO

La tierra está llena de nutrientes, y en conjunto con la luz solar y el agua, es el medio ideal para incubar la semilla que se convertirá en planta o árbol. Sembrar una semilla es muy sencillo, lo que requiere más trabajo es cuidarla para que germine, crezca y se fortalezca hasta el punto donde pueda convertirse en nuestro alimento. Hay que cuidar estas plantitas de los
pajaritos que las encuentran muy tiernas y sabrosas. Igualmente los gusanitos
y los caracoles se fascinan con su sabor e intuitivamente saben que son
muy saludables, por eso pueden ganarte la carrera y comerse sus hojitas
antes de que estén listas para ti. La Tierra es tan bondadosa que cuando
nosotros le entregamos una semilla, ella nos devuelve 100, 200, mil ó 10 mil
más. Cuando siembres algo para comer, deja una planta que no consumas.
Ésta dará flor, y la flor contiene toda la semilla. Déjala secar muy bien en la misma planta y luego retira la semilla cuidadosamente. Guárdala en un recipiente seco y con tapa para que puedas sembrarla de nuevo.

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